Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo son uno de los símbolos más importantes de la democracia argentina. La lucha que emprendieron hace muchos años por recuperar a sus hijos y que hoy continúan con la misma fuerza las convierte en militantes fundamentales de los derechos humanos. Luchadoras de la memoria, la verdad y la justicia, encarnan un capítulo crucial de la historia argentina. Primero por haber sido madres y abuelas de una generación de jóvenes que peleó y entregó la vida por la liberación nacional. Y después también por ser testimonio y denuncia incansable del plan siniestro de la dictadura militar, que no sólo asesinó a 30 mil compañeros y compañeras sino que también implantó un modelo económico y social cuyas consecuencias todavía hoy sufrimos.
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| Ronda de las Madres en Plaza de Mayo - 10/12/1981 |
Entonces las madres son ese símbolo que nos echa en cara esto: que no debemos descansar hasta que no haya juicio y castigo a los responsables cívico-militares, que no tenemos que perder la memoria, músculo fundamental para la construcción de un país con dignidad. Que desde el amor y la firmeza debemos seguir luchando para conseguir un país justo, libre y soberano. Que a pesar de las diferencias y los matices está claro quiénes son los enemigos de la democracia y de la verdad. Basta con ver cómo manipularon los principales medios y grupos opositores la información para filtrarse e intentar herir a uno de los principales pilares del proceso abierto en el 2003, proceso que tiene consecuencias fundamentales en todas las capas sociales y en el plano cultural que con el paso del tiempo se podrán dimensionar bien. Porque así como la memoria es importante para la identidad de un sujeto, del mismo modo la memoria es clave para la historia de un país.
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| Hebe de Bonafini, Presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo |
Se comprende la reacción y la política que desarrollan estos grandes medios como Clarín y La Nación en momentos en que sus dueños están siendo investigados por sus vinculaciones y responsabilidades con los crímenes de la última dictadura.
Pero haría falta tanta agua para apagar todo el fuego que representan las madres y su causa que ni siquiera en uno de los países con mayores reservas de agua dulce del mundo tienen chances estos voceros de la reacción y la restauración conservadora.
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