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sábado, diciembre 18

ALEJANDRO KAUFMAN EN LA UNLU (Universidad de Luján)

Panel organizado por la agrupación “John William Cooke” en la Universidad Nacional de Luján el mes de Mayo del 2009 para debatir el Proyecto de Ley de Servicios Audiovisuales. Alejandro Kaufman es el director de la carrera de Comunicación de la UBA y uno de los fundadores del espacio de intelectuales “Carta Abierta”. 



“La estructura de propiedad de los medios de comunicación en la Argentina tiene un nivel de concentración excepcional respecto de cualquier otro país del mundo. Ahora, es cierto que a veces es difícil de percibir la importancia de la cuestión porque el problema del monopolio como circunstancia económica vinculad con la propiedad es una cuestión muy abstracta. Porque a mí por ejemplo me dicen que hay un monopolio lechero y eso determina los precios y eso en sí mismo es problemático, pero no es comparable con lo que significa un monopolio mediático de la naturaleza que tiene el argentino. En los años de la restitución democrática se instaló la idea de que esa continuidad de los líderes, culturales y mediáticos, los mismos que los de la dictadura, era un problema de opinión. Que la opinión consiste en que uno puede opinar cualquier cosa. Uno puede opinar a favor de la tortura, uno puede opinar a favor de la desaparición, puede defender la desaparición, la dictadura y eso no tiene un carácter ni ilegal ni inviable políticamente. Esto es una cosa que se logró instalar. Un momento paradigmático de eso fue cuando un vocero de todas las dictaduras anteriores que es Mariano Grondona organizó una entrevista en su programa de televisión entre un torturador y un torturado que era el caso de ¿Etchecolaz? y el maestro ¿olago? Esa situación, similar a la que pudiera ocurrir si uno hiciera una entrevista entre una mujer que fuese violada y el violador, donde discutían sobre lo que ocurrió, y el violador adujera que no ocurrió lo que ocurrió, bueno esta misma situación ocurrió respecto del caso de Etchecolaz y Grago… y esto quedó instalado, lo digo como un caso paradigmático. Hoy en día uno se encuentra con nuevas generaciones en la universidad, porqué no en la escuela, a mí me ha pasado de decirle a un estudiante de la universidad pública que si él decía lo que estaba diciendo iba a tener que irse de la universidad pública porque en la universidad pública en un aula no se puede defender la tortura. Yo no doy clase en la universidad pública a alguien que defiende la tortura como una cuestión de opinión. Estoy hablando en ese momento, y sigue estando vigente, de la candidatura de Patti. La estructura concentrada de los medios es la que ha permitido establecer una voz única, hegemónica que mantiene este tipo de argumentos. Este es un aspecto de la cuestión. No menor, sumamente importante. A esto se suma la cuestión de la guerra de las Malvinas. No hubo ningún costo a esos medios de comunicación lo cual es inconcebible. Quiero decir, acá se ha quebrado un hielo, se ha quebrado un cristal que estaba completamente obturado durante décadas sobre algo que no se podía discutir. Una conducción política, cultural de medios de comunicación que mintió a todo el país en su mayoría más absoluta sobre lo ocurrido en la guerra de las Malvinas tiene que tener un costo. Hubo un sólo periodista que pagó un costo por eso. Cuando digo costo no me refiero a la punición ni a la persecución ni a ninguna caza de brujas sino que me refiero a un costo moral y político. No es algo que pueda pasarse por alto como si no fuera un problema. Sumándole además de que en la censura dictatorial la participación de los medios de comunicación fue esencialmente voluntaria, fue esencialmente autocensura y fue esencialmente colaboradora de la dictadura. Había una participación ideológica, política cooperativa de la dictadura como lo hubo después en otros momentos con otros proyectos antipopulares. Hablo de los noventa, es decir, el desguace del Estado, la imposición del paradigma neoliberal, la cancelación de una parte de la población argentina estuvo muy ligado a la composición monopólica y dominante de los medios de comunicación. Hubo una prédica sistemática durante años alrededor de la descalificación del Estado regulador de la sociedad y de la economía, de los aspectos de interés público y el interés común que hizo posible la completa disolución de ese Estado llegando a una crisis de la profundidad que henos tenido. Y ahora ocurre que casi por casualidad aparece una presidencia en las manos de Néstor Kirchner y sorpresivamente el día que asume plantea una ideología y un proyecto que habían
desaparecido de la historia de Argentina respecto de ciertos valores políticos y de ciertos valores solidarios y de ciertas ideas que estaban completamente borradas y que casualmente eran las que habían sido borradas por la dictadura, es decir, las que habían desaparecido en la dictadura. Es decir, se produjo el retorno de algo que parecía que nunca más iba a retornar. Aún con todas sus limitaciones y sus defectos y problemáticas había un lenguaje ahí que había desaparecido de la cultura y de la sociedad argentina y en el cual habían tenido una enorme participación los medios de comunicación. Los medios de comunicación fueron los sujetos partícipes de la transformación del lenguaje en la Argentina, que hacía posible que uno por TV viera toda clase de atrocidades en los años 90. La humillación de los vencidos, la humillación de los trabajadores, de los desocupados, de la protesta, la criminalización de los sectores populares. Es decir, lo que ocurrió en ese sentido sin voces disidentes de magnitud. Porque si estamos acá sentados discutiendo esto es porque hay un inmenso movimiento popular, molecular que ha luchado contra esto de muchas maneras en todo el transcurso de los años de la post dictadura pero silenciado por esas condiciones de propiedad de los medios que han logrado obturar.
Hay que decir también que los trabajadores de la prensa tiene muchas limitaciones para luchar contra las circunstancias de la dominación que ocurren hace tantos años. Hay una revisión respecto de la participación en la dictadura por omisión o por acción o por dominación en el orden del gremio de prensa que está pendiente. Por ejemplo, hay una cuestión fuertemente ligada con la concentración de los medios y con el régimen de propiedad que existe que es que no surgieron del campo periodístico organizaciones en relación a la ética periodística que se basaran en el cuestionamiento de la experiencia de la dictadura. Así como hay organismos de derechos humanos que no pueden admitir por ejemplo un juez de la dictadura y que si sigue estando lo critican,porque no tiene ninguna naturalidad que quienes estuvieron involucrados en la seudo-justicia de la dictadura en la ilegalidad intrínseca de la dictadura, en el sistema criminal judicial de la dictadura sigan estando en el mismo lugar. Pero en la prensa esto no se discute. Entonces fíjense que por ejemplo algunas organizaciones éticas profesionales de la prensa no ponen su sentido fundador en la dictadura sino en cosas que ocurrieron después que son circunstanciales. Delitos, acontecimientos violentos pero que no son los que tienen que fundamentar una acción profesional, crítica de la prensa. Lo que tiene que ser revisado es la dictadura. No puede ser que tomemos con naturalidad que Mirtha Legrand, Susana Jiménez, Mariano Grondona, Chiche Gelblung y un montón más de otra gente sigan siendo los que organizan la televisión Argentina.
Hay una cuestión que no quiero dejar de decir que es la agenda de la inseguridad. La agenda de la inseguridad es una agenda de la dictadura. La dictadura vino contra dos entidades, según ellos, que eran la corrupción y la subversión. De un modo o de otro estas dos entidades han continuado siendo los organizadores de las agendas públicas de la Argentina en todos los años posteriores. La corrupción, en el modo en que se trata en las agendas públicas de la Argentina, no es un tema de los intereses populares central, es un tema absolutamente secundario que ha sido puesto en el centro.

Pregunta: Hay toda una corriente de sectores de izquierda que se oponen al proyecto de ley de Servicios Audiovisuales porque dicen que esta ley no cambia nada. Me gustaría escuchar alguna reflexión tuya en torno a esto.

¿Cómo discutir estos problemas? Porque estos problemas tienen varias facetas y entonces hay que ver cuáles son las facetas para ver de qué manera intervenir para tener una sensibilización popular respecto de estas cuestiones. Me parece que hay que entender en qué reside el problema. Porque la cuestión de los medios no se refiere, aunque sigue siendo vigente, a una cuestión meramente ideológica. Es decir, hasta los años 60, cuando uno hablaba de estos problemas hablaba de ideología. Es decir, los problemas clásicos de la política. Pero de los 60 aproximadamente en adelante aparecen nuevos problemas que tienen que ver con lo que se llama la sociedad del espectáculo. El ejercicio de la dominación por parte de los medios no es a través de la ideología, obviamente tampoco es a través de la violencia. Por eso es tan difícil visualizar en qué consiste el mal o el daño o la afectación de los intereses populares. No es fácil. Yo creo que una manera de
compararle con un tema que es también una lucha social es con las drogas. Porque las drogas son agentes que actúan sobre la subjetividad, que actúan sobre el cuerpo. Me refiero a las drogas tóxicas, las duras, al paco, a cosas por el estilo y no a la represión moral del uso de sustancias que alteran la conciencia. Ahí hay toda una discusión que por algo suele confundirse mucho. Ahora, los medios de comunicación no actúan sobre la racionalidad. por eso son comparables con las sustancias que actúan sobre la conciencia alterándola. Los medios alteran la conciencia. Los medios de comunicación modernos son alteradores de la conciencia, producen efectos sobre la conciencia y a través de ese mecanismo es como ejercen su dominación. Hay intereses sociales, económicos y políticos que se desenvuelven a través de ese procedimiento. Eso complica mucho la cuestión porque no dan un flanco para el debate, para la discusión. Esa es una discusión en la que uno siempre va a perder si la plantea en esos términos aunque también tiene que plantearla en esos términos. Por eso esta lucha plantea varios planos. El de la ley es uno de los planos. Porque la ley modifica situaciones que hacen posibles una serie de consecuencias. Pero no es el único. Por ejemplo: si uno quiere luchar contra la discriminación no le alcanza con una ley, ahora le ley es muy importante porque es un instrumento que permite establecer un límite a los fenómenos discriminatorios. Pero no alcanza con eso. Justamente el año pasado fue un año que uno podría considerar histórico en un sentido porque fue probablemente el año con la mayor afluencia de odio racista en la historia Argentina. Y es un momento en el cual Argentina está legislativamente mejor, normativamente mejor desde el punto de vista de la discriminación. Es decir, los medios tienen la capacidad de vulnerar cualquier enunciado o cualquier norma que exista y pueden tener la capacidad inclusive de vulnerar una ley de radiodifusión o de medios audiovisuales no monopólica. O sea, hay que estar muy atentos a eso y plantear todos los aspectos que tiene esta lucha. Entonces digo, ¿qué hacen los medios con la gente en el sentido de ejercer su dominación? Bueno, licuan su percepción. La someten a determinadas condiciones en las que por ejemplo la gente acepta cierta manera de relacionarse socialmente con los otros, acepta cierta forma de violencia, se la somete a un espectáculo, se la somete a ver algo todos lo días que tiene que ver con ciertas figuras que son negativas, o que pueden ser perseguidas o que pueden ser excluidas. Esto ocurre con los pobres, esto ocurre con la etnicidad popular Argentina. Temas para trabajar popularmente, uno de ellos es ¿de qué manera el pueblo aparece en los medios audiovisuales? No aparece en los medios audiovisuales. Fíjense que si uno quiere tener una idea de la apariencia física del pueblo argentino no la va a tener por los medios de comunicación hegemónicos. A veces cuando hay una nota periodística en un colegio público, en una escuela pública donde hay niños ahí se ve a la Argentina pero sino no se la ve. Lo que se ve es una especie de Italia o una especie de país Europeo. Hay una parte de la población Argentina que no aparece. O que cuando aparece, aparece como delincuente, como pobre, como piquetero. Hay toda una cantidad de cuestiones a discutir ahí. Es decir de qué manera se representa el pueblo, la población, los ciudadanos, la realidad Argentina en los medios de comunicación y de qué manera hay un tratamiento que es discriminatorio, que es violento, excluyente, que es infamatorio, difamatorio y esto es algo que se hace cotidianamente. El caso de Tinelli, lo que está ocurriendo ahora con Gran Cuñado son temas para trabajar popularmente. Eso no es humor, eso no es comicidad, eso es fascismo. El fascismo hacía bromas con los que perseguía y Tinelli hace eso con la política. Se ridiculiza a la política. Ahí no aparecen los empresarios. No aparecen los detentadores del poder efectivo. De ninguna manera, no se burlan de sí mismos. Esto es una cuestión clave. Tinelli está con el micrófono burlándose de los políticos y él no es objeto de chanza no de broma. Hay un conjunto de operaciones que se hacen sobre un objeto que en este caso es lo popular y la política.
Ahora qué ocurre, esto tiene una enorme eficacia y hay que sumarle una dimensión del problema que es el problema argentino, la tragedia Argentina del peronismo. ¿En qué sentido? En el sentido de que en la Argentina cierta forma de la igualdad social tiene ese nombre. Es interesante que estemos con una de mis figuras más queridas, la de John William Cooke. Ese movimiento al que se le asigna toda una serie de acusaciones y de difamaciones que pueda sostener una figura con ese nombre, ¿no? Digo a veces uno se olvida porque naturaliza y decimos John… no decimos Juan Guillermo, decimos “John William Cooke” sin ningún problema porque no hay un problema con
eso, es decir, no hay un problema de sectarismo ni de exclusión. Es tan fácil desenvolverse con cualquier cosa que uno piense dentro del peronismo. Es notable cómo esto que es tan experiencial, tan inmediato en millones de personas puede no estar representado en los discursos públicos donde siempre se habla del autoritarismo, de la exclusión, de la imposición de ideas que es lo que se hace en contra de la ley. Ahora esto, insisto, tiene una enorme eficacia porque lo que se regula, y en esto intervienen hoy en día los medios de comunicación, ya no las ideologías como antes, es el odio. Se construye el odio y se lo conduce en una cierta dirección. Y en la Argentina el odio colectivo está dirigido contra el peronismo. Porque en la Argentina ha habido un proyecto de dominación totalmente demencial, en el año 55, que consistió en borrar todo lo que había ocurrido. Es decir, es un pueblo que ha logrado todo un conjunto de conquistas igualitarias y hubo un proyecto oligárquico de destruir completamente esas conquistas, no negociar con ellas y hacerlas retroceder sino anularlas completamente y se ha recurrido al genocidio, al exterminio, a la masacre de civiles. Son todas cuestiones que no están suficientemente representadas en las Sociedad Argentina. El asesinato de 300 personas en medio de la calle en 1955. Es un acontecimiento de una dimensión inenarrable que serviría para desalojar a un gobierno que duró 10 años y que no tiene lista de víctimas. No hay una lista de víctimas del primer peronismo, una lista de muertos como la que ha habido en los 18 años posteriores y ni hablar en la dictadura del 76. Ahora, en las conversiones públicas nosotros aceptamos en Argentina que alguien diga que es gorila o que es antiperonista cuando eso en realidad es una afirmación de racismo, de clasismo, o sea de un enorme nivel de violencia y todo esto está naturalizado. En ese sentido años de políticas referidas al respecto y hoy en día a través de los medios logra una gran eficacia.
Ahora, acá hay un problema que también es el siguiente: el peronismo le ha sustraído a la izquierda su razón de ser. Este es un problema que hay que discutirlo también. Justamente John William Cooke fue uno de los grandes pensadores del peronismo que intervino sobre ese aspecto y, bueno, no ha desarrollado una de las líneas que haya tenido más éxito por muchísimas razones entre las cuales está el genocidio. Entonces, lo que ha quedado de la izquierda, porque acá ha habido un exterminio y ese exterminio incidió sobre una reconfiguración de la izquierda. O sea hay algunos que somos sobrevivientes de algo que ya no existe, y lo que ha quedado de la izquierda es, precisamente, no lo que fue más perseguido por la dictadura genocida. Entonces ahora hay una disputa por el sentido de la política. Y en ese sentido muchos sectores de lo que se llama la izquierda mantienen la agenda de la derecha. O sea, repiten los argumentos de Elisa Carrió o de Gabriela Michetti que están regulados por los medios de comunicación. O sea que acá hay otra dimensión del problema que tiene un carácter más de tipo ideológico. Fijensé que hay dos aspectos: uno subjetivo, la licuación de la subjetividad, el control de los afectos, la regulación del odio que se hace a través de Blumberg, de Tinelli, de María Soledad también, porque también ha servido para eso. O sea, casos que son reales pero que se utilizan para incentivar una lógica represiva y persecutoria sobre los sectores populares. Porque los sectores que se persiguen con el tema de la seguridad son los sectores populares, el gatillo fácil. El debate de Susana Jiménez, que es una figura de la dictadura, es lo mismo que Astiz o que Massera, mucho peor que Astiz,por otra parte, Susana Jiménez, mucho más parecida a Massera que a Astiz, enormemente responsable. ¿Qué hizo últimamente? hizo una propaganda pública, generalizada, apologética de la violencia y del delito sobre el gatillo fácil. No es un debate jurídico y político sobre la pena de muerte lo que se produjo. ¿Qué hicieron los medios? Nos hicieron creer que había un debate sobre la pena de muerte. Este es otro ejemplo muy interesante. Estamos todos debatiendo… ¿qué pena de muerte? si en Argentina no puede haber pena de muerte y además nadie adheriría a la pena de muerte ni nadie quiere la pena de muerte. Porque lo que en Argentina se transita es la pena de muerte no legal, se practica la pena de muerte informal. “Que los maten pero yo no tengo nada que ver, no soy responsable, que se mueran, ah, no sé, no me di cuenta…” O sea, esto es Capusoto “Micky Vainilla”. Porque el verdadero humor popular de la Argentina es ese, no el de Tinelli que es fascismo. ¿De qué se burla Micky Vainilla? De los medios. ¿Cuál es el objeto de irrisión, de sátira de “Barcelona”? Los medios. Porque los medios forman parte del poder en Argentina. Entonces la sátira va dirigido contra el poder y el poder son los medios. El verdadero satírico en Argentina no se burla de lospolíticos se burla de los medios. Porque los medios son los que constituyen poder. Esto es algo que se puede trabajar popularmente en los territorios, en las escuelas. Yo haría eso. Creo que tenemos que hacerlo. Uno tiene que tomar “Barcelona”, “Capusoto” como manifestaciones del humor realmente auténtico Entonces, para terminar con la pregunta tuya sobre la cuestión de lo que ocurre con los sectores de izquierda que rechazan cualquier cosa por positiva que sea es mostrar la crisis en la que están y por otra parte cómo recuperan la tragedia de la Unión Democrática. Se ofenden cuando digo esto. El otro día lo dije en el final de un foro en la carrera y estaban furiosos y bueno, el riesgo que están corriendo, que no fue en el 76 pero si en el 55 es la unión democrática, es estar reunidos con la derecha más fascista en contra del pueblo y ahora están repitiendo esa misma situación.

La ley es un instrumento indispensable pero está inscripta en un contexto. Lo que ha ocurrido en Argentina es un enorme adelgazamiento, una enorme destrucción del tejido social, que empieza con la dictadura y sigue después en casi todos los gobiernos posteriores a la dictadura. Estos son temas para discutir, el hecho de que casi por casualidad, en la pos-dictadura, en la pos-crisis apareciera un discurso que parecía que ya nunca más se iba a escuchar en la Argentina. O sea, un discurso que establece ciertos valores vinculados con el vínculo social, con el lazo social, con la solidaridad, con la política. Ahora bien, esto está en un estado de gran debilidad. La conexión que hay entre las organizaciones sociales, los movimientos sociales y esa posibilidad de articular políticas de Estado, políticas públicas con intereses populares está en un estado de gran fragilidad. Este es un problema inmenso. La cuestión de los medios de comunicación, de la cultura mediática no puede profundizarse si no se construyen alternativas y los lugares de construcción de esas alternativas son muchos. La universidad es uno de ellos. Los movimientos populares son otra de la alternativas. El hecho de que en el sentido común estén instaladas las estéticas dominantes, que son estéticas del entretenimiento, estéticas que ponen la atención en cierto tipo de discurso. Fíjense que por ejemplo hay un tipo de discurso que pasa mucho más inadvertido, que es el discurso de que todo puede ser noticia. La historia puede ser noticia, la diferencia cultural puede ser noticia, algo que ocurre en el instante. Entonces se habla de la historia Argentina como si Moreno fuese el primer desaparecido, como si ya hubiese corrupción en esa época. Hay toda una serie de discursos culturales que se han instalado y que son consecuencia de la dominación mediática. Son consecuencia de explicar y representar el acontecer social de una determinada manera y eso implica un muy profundo debate. Implica la construcción de alternativas culturales y estéticas diferentes. Implica profundizar debates y discusiones sobre cómo educar, cómo organizarse socialmente, cómo organizarse políticamente. Es una tarea tan grande que uno se desespera cuando piensa en la magnitud de lo que hay que hacer y en el camino que falta por recorrer. Pero creo que sí vale la pena plantear estas cuestiones, pensarlas, ver de qué manera se conectan las cosas. Yo digo que hay que buscar los ejemplos y las alternativas que permitan visualizar cuál es el problema. Yo creo que por ejemplo la discusión sobre la agenda de la seguridad es una cuestión fundamental. Como docente universitario muchas veces pienso que si uno no discute eso con los estudiantes en Ciencias Sociales, no vas a discutir nada. yo creo que es muy difícil discutir acerca de la teoría social, la teoría comunicacional o ese tipo de cuestiones que uno enseña en la universidad con estudiantes que piensan que tienen que poner rejas en su casa, que tiene que perseguir penalmente a los pobres, que tiene que criminalizar a la pobreza, que tiene que aceptar que un robo a un kiosco es un problema colectivo principal que tiene que estar en el ambiente de todas las personas, y que eso sólo se puede resolver mediante la violencia de la represión. Son muchas cuestiones que hay que hacer.
Hay que decir que en el movimiento social de la comunicación alternativa hay un debate que sostener también sobre las estéticas de la comunicación alternativa. Sobre si la comunicación alternativa no sigue los paradigmas y los modelos de la comunicación dominante. Ese es un debate absolutamente pendiente. Es un debate pendiente tomar las desiciones de autonomía y de deseo que hagan posible la circulación por la ciudad de manera que no esté regulada por los medios dominantes. Porque los medios dominantes no son solamente las pantallas, esa es otra cuestión que también hay que debatir. Hay un nuevo proyecto de ley en un momento de transformación
tecnológica. En un momento en donde los medios no son la televisión o la radio solamente. Son el celular, son Internet, son cosas mucho más indiscernibles. Redes sociales de Internet que son formas de capturar la subjetividad, que provienen de dimensiones globales como facebooke y muchas cosas similares que se articulan con los celulares. Que tienen una gran receptividad popular. Hace poco me enteraba cómo Nokia invierte en proyectos en villas. ¿Por qué? Porque las personas con menores recursos económicos pueden ser consumidores de celulares. Porque los celulares pueden regalarse y porque los puede tener absolutamente cualquiera. Entonces, cuando hablamos de mediatización de la cultura o de la sociedad estamos hablando también de cosas como los celulares, que transmiten contenidos, que se articulan con la televisión y que suponen formas de poder y de dominación también, formas políticas que determinan cómo nos relacionamos entre nosotros, a qué le damos importancia, cómo se constituyen los lenguajes. No en el sentido tonto de la alarma porque los adolescentes les sacan las vocales a las palabras, que eso en sí mismo es ese tipo de tontería represiva que pone el temor sobre la juventud, no me refiero a eso. Sino a otras alternativas. Fíjense por ejemplo cómo en el cable está saturadísimo de un tipo de publicidad de los celulares completamente estúpida, sobre “mandá al 2020” y uno recibe cualquier estupidez. Esas son cuestiones para discutir en el terreno de la política y de la cultura. Entonces ahí hay un largo camino que recorrer en donde organizaciones sociales, gremiales, culturales y comunicacionales sostengan y desarrollen el debate necesario con el Estado pero también sin el Estado. Porque de alguna manera esta ley es lo que el Estado debe hacer obligatoriamente. Nosotros nos hemos acostumbrado, como resultado de la suma de la dictadura y del menemismo, a una idea de que esta es una sociedad en que, la restitución de los niños robados por la dictadura y la reparación de los crímenes de la dictadura, quedó en manos privadas. Esto es una cosa que suele no plantearse. Son heroicas, sin ellas no hubiéramos estado probablemente donde estamos. Me refiero a las Madres, a las Abuelas, a los Hijos. Pero la finalidad de esa lucha era lo que finalmente de algún modo se consiguió: que el Estado se haga cargo de su responsabilidad. La restitución de los niños es una responsabilidad del Estado. Porque hay centenares de identidades falsas, de documentos de nacionalidad de identidad falsos, de nombres falsos y el Estado es el que tiene que regular eso. Este es un momento histórico en Argentina en que el Estado se hizo cargo de eso. Y sin embargo esto se lo ha sometido a detrimento, a descalificación, a desinterés. Que se articula directamente con las luchas sociales y políticas. Lo que han logrado, que no son solamente los medios, por eso digo que esta es una lucha sociopolítica, se ha logrado perderle completamente el respeto a personas que son heroicas. Que cualquier cosa que digan, por en desacuerdo que estemos, merecen ser escuchadas. Y se ha logrado un estado de injuria, de descalificación, de desprecio hacia figuras históricas de la lucha por los derechos humanos. Estos son logros que ha tenido la derecha en Argentina.
Entonces me parece que hay una conclusión un poco, como un camino de lo que estamos discutiendo, que es cómo constituir una agenda popular, una agenda política y social, en las universidades, en los territorios, en los barrios, en los medios alternativos, que articule todas estas discusiones y les de una sustancia que permitan que los sujetos de la política y de la cultura seamos protagonistas de nuestras propias necesidades, de nuestros propios intereses. Y no porque tengamos un “Clarín” para nosotros sino porque nos pongamos a pensar colectivamente cuál es la sociedad en la que queremos vivir y cuáles son nuestras necesidades reales. Me parece que ese es el lado por el que John William Cooke hubiese estado hoy en día discutiendo con nosotros.

En la tragedia Argentina vinculada con el peronismo, hay dos formas de incomprensión del peronismo que son sinérgicas para limitar a los movimientos populares: una es lo que decía antes sobre la cuestión del odio, el odio de clase que se naturaliza, está instalado en el habla popular. Cuando uno dice que alguien es “cabeza”, por ejemplo, “sos negro de la cabeza”, son expresiones que uno las escucha cotidianamente y a veces ni siquiera las puede resistir. Pero hay otra dimensión del peronismo, que también es difícil a veces de explicar porque es práctica, es experiencia, que es el pragmatismo del peronismo. La forma que el peronismo ha tenido de realizar acciones sociopolíticas, que tienen poco que ver con las tradiciones ideológicas o con la moral. Porque hay un tema que reaparece constantemente y es la forma que tiene la derecha de plantear las cuestiones
y que muchas veces se discute también en el campo popular. Es decir: descreer de la ley, del proyecto, de la propuesta, por ejemplo por la renovación de las licencias que hizo el gobierno de Kirchner indebidamente o en forma contradictoria con la propuesta, como si eso le quitara credibilidad a la propuesta. Hay algo ahí muy problemático. Porque hay una idea de que lo que se hizo antes determina lo que se hace después que no es un argumento fácil de refutar pero que tiene que conceptualizarse en lo que es la historia reciente de estos años que estamos viviendo y de este gobierno. Es decir, es un gobierno que llegó por casualidad. Es decir, lo que estamos viviendo es una casualidad. El otro día lo decía la presidenta. No es un análisis muy complicado el que hay que hacer. Ella decía “Néstor Kirchner llegó por casualidad” y nosotros nos enteramos de lo que iba a ocurrir con este gobierno el día del discurso de la asunción. Porque esto hay que recordarlo también. Yo siempre cuento esta anécdota, porque la verdad que no le había prestado mucha atención, no lo había votado, no había prestado atención a la campaña tampoco, no me persuadía mucho la oratoria de Néstor y el día del discurso de asunción estaba tratando de hacer una siesta en una habitación y en la otra habitación estaba prendido el televisor más o menos fuerte y yo recuerdo que de repente empecé a sentir una conmoción gigantesca porque lo que estaba escuchando era una cosa increíble, era como si se hubiese abierto el museo y salieran los cadáveres a revivir, como las películas de Zombis, eso pasaba con el discurso, digo, hay que recordar eso. Se puso a decir unas cosas que no se escuchaban en Argentina desde hacía décadas. Entonces, esto tiene que ver por un lado con el recurso político-moral que tuvo él para situarse en ese momento que le arrojaron a él el país sobre la cabeza, un país que estaba sin esperanzas en ese momento, o con muy pocas esperanzas de que volviera a ser un país. De manera que lo que hace Kirchner ahí es una cosa que históricamente va a quedar muy registrada: la recuperación de un recurso socio-político y moral de la historia Argentina que había sido exterminado. O sea, es una cuestión de una densidad total. Y eso al mismo tiempo es descalificado por las mismas razones que fue destruido antes. Es decir, es el mismo conflicto, no son discusiones anecdóticas o menores las que tenemos todos los días en los medios y en la vida cotidiana. Cuando uno se encuentra, los que vivimos en el centro de la ciudad, rodeado de un mar… a mí me vuelve a aparecer, y miren que yo no me digo peronista, pero cuando me pongo a hablar de esto parezco un fanático de la primera hora, la palabra “Contreras”, contrera del hecho maldito del país burgués. Porque eso es lo que está ocurriendo efectivamente. Es decir, hay una concentración de odio y de rechazo inmensa, entonces, respecto a esto que estábamos hablando, la cuestión de la historia reciente, de la conceptualización, de cómo hay muchas incoherencias en estos gobiernos, muchas contradicciones, idas y venidas, formas pragmáticas de actuar. En determinado momento se produjo la conciencia de que los medios eran un problema. Eso ocurrió en un momento determinado que fue cuando el sistema empezó a decirle al Kirchnerismo “bueno, arreglaste un poco las cosas para que esto siga siendo un país, bueno, hasta acá ahora hagamos otra cosa” que fue lo que pasó con las elecciones de Cristina. Fíjense que hay una cosa que se instaló en la política Argentina que es que los gobernantes tienen que ser lo contrario de lo que propusieron o algo totalmente distinto e inesperado. Curiosamente es muy paradójico que Néstor Kirchner hizo lo mismo que pasó con Menem o con otros que eran votados para una cosa y hacían otra. Porque Kirchner también es el caso. Se lo votó para una cosa, que era una especie de reformismo pero mínimo, de reconstituir, me acuerdo que la mujer de Duhalde decía que había que darle soja a los pobres porque la soja vale 0,00016… con chirolitas para que la gente no se muera de hambre. Cuando aparece Cristina, que tiene una política que no era la que se esperaba, se esperaba una derechización en cambio ella viene y dice “no, vamos a seguir profundizando esto” y eso es inadmisible. Entonces, ahí hay también cuestiones complejas de discutir. Ahora yo quería decir algo respecto a la relación de la universidad, porque está conectado también con esto. Es muy problemática la relación de la Universidad con el peronismo. Cuando digo peronismo no estoy hablando del partido justicialista, eso es obvio en esta conversión, estoy hablando del sentido nacional histórico de la igualdad. Eso es el peronismo. En Argentina se llama así. En Holanda se llama de otra manera. Pero en Argentina ha adquirido esa identidad. Y esto es lo que no se acepta, lo que se desconoce. Tiene cierta complejidad, está Rico ahí, hay un montón de problemas, ¿verdad?, o la hija de Rucci, ¿no es cierto? Pero, en el lenguaje popular hay una dimensión de confianza en la posibilidad de la igualdad
que es lo que permitió el triunfo de Menem en su momento, o sea, si nos van a matar que lo haga Menem no que lo haga Martínez de Hoz, ¿no?. Es decir, hasta eso ocurre en esta compleja cuestión que es el hecho maldito del país burgués. La Universidad es un lugar reacio a todo esto. El peronismo no ha logrado nunca tener una política universitaria y estudiantil adecuada, sobre todo estudiantil, militancia, en magnitud estoy diciendo. En nuestra facultad también hay una agrupación que se llama John William Cooke que está en Ciencias Políticas. Evidentemente la figura de John William Cooke, su obra, tiene una dimensión política, que hoy está tan presente en esta conversación, respecto de cómo entender una izquierda radical, exigente, crítica que reconozca la historia social, nacional del Movimiento Popular. El lenguaje popular respecto de la problemática de la igualdad que se dice con esas palabras. Y que frente a eso asuma todos los recursos de la tradición crítica, intelectual y política más exigente. Bueno, esa es una de las fuentes de la posibilidad de construir un mecanismo universitario, una visión crítica y social dentro de la universidad. Porque en la carrera de Comunicación, hay que decir que lamentablemente en la Argentina hay mucho por hacer. Hay mucho conservadurismo conceptual, estético, político, en la universidad en general y en las carreras de Comunicación. No es casual que en los momentos estelares de la universidad pública Argentina se relacionen con otros movimientos populares o sociales que hoy en día han entrado en una crisis tan profunda. Tanto la reforma del 18 como la década del 60. Es decir, los íconos, los símbolos, las referencias son ajenas al movimiento social y político. Entonces ahí hay una tarea. Este es un momento en donde volvemos a discutir esta cuestión, como no lo podíamos discutir hace diez años hoy en día se vuelve a presentar. Hay que ver el sentido instrumental, pragmático que tiene una ley. Una ley es un instrumento de lucha. Que permite reducir ciertos abusos, ciertas exageraciones, ciertas desmesuras de los poderes dominantes pero que no les impide ello reubicarse. Internet empieza como una cuestión anárquica, muy libertaria, pero sabemos que hay poderes absolutamente dominantes, que se constituyen por el mercado, por la lógica del mercado que permite la concentración del capital y el ejercicio de la dominación. Y esto inevitablemente va a ocurrir también en el terreno comunicacional y hay que diagnosticarlo para poder enfrentarlo desde la lucha popular. Es un instrumento de lucha tener el 33 por ciento (del espectro radioeléctrico para las entidades sin fines de lucro, según el proyecto de nueva ley. N. del T.) para las universidades pero eso no es más que el absoluto comienzo. Las universidades que tienen enormes, infinitas posibilidades tienen que construirse cultural y políticamente para poder ocupar ese espacio. Una de la formas en que se acosa y se limita la capacidad universitaria por parte de los medios dominantes ha sido mediante la difamación sistemática de la educación pública. Porque estos interese mediáticos se dedican a mostrar nuestras miserias todos los días y no nuestras virtudes. Lo hacen de una manera perversa. Y la izquierda universitaria contribuye permanentemente a eso porque creen que así denuncian y luchan por la universidad cuando lo único que hacen es acentuar su denigración en el espacio público. Yo no digo que no haya que luchar por la universidad porque tampoco este gobierno ha respondido a las necesidades universitarias y a la educación pública en toda la medida incluso que lo ha hecho en otros terrenos. O sea que ahí he adherido a huelgas y demás. Pero al mismo tiempo hay una lucha en el terreno cultural y mediático con respecto a cómo se posiciona la universidad respecto a la sociedad y ahí hay mucho que hacer con los medios universitarios, utilizando esta nueva ley. Pero esa lucha tiene que consistir en mostrar lo que realmente es la universidad. Alguien que efectivamente pelea por el presupuesto y por conseguir las condiciones de la producción del conocimiento pero que debe someter a crítica y a rechazo la difamación. La manera con que se nos pone como menesterosos, como humillados, porque cada vez que se muestra en el espacio público, mediático de la Argentina cómo tenemos los cables pelados, los charcos de agua, la pobreza de la universidad se está diciendo a los gritos, y eso es lo que hay que entender de la dinámica mediática, que hay que privatizar la Universidad. Es lo de los noventa. Como en los noventa se decía “no andan los teléfonos, no hay carreteras”, etc. ahora se dice “la universidad pública está en estado de desastre. La ingenuidad terrible… esta es una lucha que tenemos que tener en la Universidad pública, la ingenuidad totalmente suicida que tienen muchos de nuestros compañeros, que creen que así están denunciando y ayudando a la Universidad cuando lo que hacen es hundirla. Yo no digo
que hay que ocultar las miserias de la universidad. Hay que luchar por mejorarlas y por denunciarlas. Pero hay que luchar también contra los vehículos que nos dicen que nos ayudan a que se sepa públicamente lo que ocurre. Porque hay muchos padres de chicos que están por ingresar a la universidad que cuando ven eso dicen “vamos a la privada”.
Una de las formas de penetración y de dominación que ejercen los medios.
La lucha contra el monopolio reduce sus posibilidades pero no las anula. Se ha logrado establecer en el sentido común que los niños tienen que convertirse en consumidores de los medios tal como están. Muchas veces, cuando se llevan los medios a la escuela o los diarios a la escuela, los niños terminan siendo consumidores de los medios tal como son. Y a veces hay que preguntarse si, en el caso de que uno no pueda construir un sujeto crítico de los medios en la escuela más bien tendría que optar por que los medios no estén en la escuela. Quiero decir, no estoy planteando que los medios no estén en la escuela sino que el objetivo tiene que ser construir un sujeto crítico, un sujeto que lee a contrapelo los medios tal como están establecidos. Hace ya mucho años que existe la construcción de una política monopólica no sólo desde el punto de vista empresarial, sino también desde el punto de vista de la Agenda y Estético. En la década del 80, el diario Clarín era uno de los diez diarios más leídos del mundo. El nuestro es un país muy chico poblacionalmente. No podría estar entre esos diez diarios del mundo. Es decir, los otros diarios eran de Estados Unidos, China, Japón, de países con poblaciones diez veces mayores que la Argentina o más en ese momento. Lo que esto significa es que todos leemos el mismo diario. Es decir, no es solamente monopolio, que lo hay, el que creó estas condiciones, sino también homogeneidad. Clarín es el gran constructor de la homogeneidad de la clase media Argentina. O sea, realmente no es exagerado señalar el nivel de dominación que ejerce el multimedio Clarín sobre la cultura. Y hay dos líneas que ha desarrollado, a parte de la de la escuela, de estar en la escuela, eso lo promueven ellos también, hay otras dos líneas que desarrolló que son: apropiarse de la cultura libresca y de las nuevas tecnologías. Tener la vanguardia de esos terrenos. En la feria del libro uno entra por Clarín y La Nación, los dos, que son sinérgicos, son funcionales, ¿no?. Toda la parte inicial los tipos han puesto el dinero necesario y han tenido la pasividad y la concesividad del mundo cultural, que es suicida, es completamente suicida, de que entrar a la feria del libro es a través de todo un espacio donde uno entra a Radio Mitre. Casualmente la última vez que entré a la feria estaba Radio Mitre y decían “Néstor y Cristina…” con ese tono que se dice en Radio Mitre. O sea, uno entra a la feria del libro escuchando eso ¿no?, es decir, Néstor y Cristina que es “esa puta y ese montonero”, porque cada vez que dicen eso en Radio Mitre hay un subtexto que te está expresando esa cuestión. Eso forma parte de la problemática. Entonces, quiero decir, hay una enorme agenda que construir y que reconocer y que reproducir y que abarca muchos aspectos de la cultura, no solamente lo inminentemente mediático o escolar. Clarín desarrolla la vanguardia en las nuevas tecnologías. Cada vez que aparece una nueva tecnología de Internet, de Redes Sociales de formas digitales la capturan inmediatamente e intentan adelantarse a los movimientos populares, a los movimientos contraculturales, a las formas populares de descubrimiento y elaboración de las alternativas que pueden surgir, antes de que surjan. Entonces Clarín tuvo Blog antes que nadie. Uno miraba diarios en otras partes del mundo y no estaban tan apurados en hacer eso. Han logrado una astucia, una pragmática política y social de enorme sofisticación y son todas cosas para trabajar.

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